El uniforme de la Guardia Civil era una cuestión que preocupaba mucho a finales de siglo XIX. Todas las prendas fueron objeto de un minucioso estudio antes de ser aprobadas, ya que el aspecto exterior de los guardias civiles determinaría la opinión pública y su imagen futura.
En el diseño del uniforme, el duque de Ahumada se dejó influir por antiguas instituciones y, sobre todo, por las Milicias Provinciales, a las que había pertenecido por mucho tiempo. Por ello, los diseñó similarmente a los uniformes de los guardias de infantería al que vestían estas milicias. Para los de caballería, se inspiró en los antiguos Carabinieros Reales, unidad que había sido creada por Felipe V para su escolta personal.
Hay que tener en cuenta que, en aquella época, los conjuntos que constituían los uniformes eran vistosos y complicados, ya que debían inspirar en la sociedad respeto y admiración. Por ello, el nuevo cuerpo de seguridad no quiso apartarse demasiado de aquella costumbre con el fin de evitar un rechazo social, pese a que el tipo de servicio que los guardias civiles estaban llamados a prestar en despoblado parecía requerir un vestuario más cómodo y sencillo.
Fue la Real Orden del 15 de junio de 1844 la que estableció la uniformidad y el armamento de la Guardia Civil, de acuerdo con los proyectos presentados por Ahumada.
El equipamiento para los guardias de caballería consistía en:
- Sombrero de tres picos con galón de hilo blanco.
- Casaca azul con cuello, vueltas y solapa encarnada, abrochada, con forro azul para el uso diario.
- Hombreras de cordón encarnado y blanco, que servían de presilla para el correaje.
- Pantalón blanco de paño ajustado.
- Bota de montar para el servicio a caballo.
- Levita azul con vivo encarnado.
- Pantalón azul con borceguí para el servicio a pie.
- Capote azul del que está admitido en general para montar.
- Cabos y botones blancos.
- Guante amarillo para montar y el uso diario, y, para gala, de algodón o estambre blanco.
El correaje consistía en cartuchera con correa de ante de su color y gancho para la carabina y cinturón del propio color de la correa de la cartuchera. Si bien se suele representar en amarillo, el correaje era del color natural del ante, aunque, para alargar su vida, se teñía posteriormente con tintes de color ocre.
En cuanto a la montura:
- Silla igual a la que usa la caballería del Ejército con pistoleras.
- Correaje negro con hebillas de metal amarillo.
- Mantilla de paño azul, redonda, con galón de hilo blanco en los costados y vivo encarnado.
En cuanto a los guardias de infantería, llevarían la misma prenda de cabeza que los de caballería (el sombrero de tres picos) y casaca como la de la propia Arma, con faldón ancho. Pantalón con vivo encarnado. Zapato abotinado. Levita azul para diario, que se usará con el mismo pantalón de lienzo. Esclavina de paño verde. Como prenda de abrigo interior, se podía llevar discrecionalmente una chaqueta de bayeta amarilla. El corretaje consistía en cartuchera para cuarenta cartuchos, con correa para ésta, de ante de su color, lo mismo que el tahalí del sable y ceñidor, teniendo éste chapa sencilla con las letras G y C, y mochila de hule o encerado negro con correas también de color de ante.
Por supuesto, también estaba regulado cómo debían ser los caballos que montaban los guardias de caballería: Debían tener de siete cuartas y tres dedos para arriba, todos con cola y ninguno blanco ni pío. Su edad, de seis a diez años.
Tanto con la casaca como con la levita, además de los galones correspondientes al empleo militar, los jefes y oficiales lucían sobre los hombros cacharreras o caponas (sin canelón), según categoría, mientras, el personal de tropa utilizaba presillón en ambos hombros.
Las iniciales G y C que lucían los remates de los faldones de las casacas fueron sustituidas en 1846 por castillos y leones, a fin de adaptar su diseño a las casacas utilizadas en el Ejército. En 1850, se dispuso que los jefes del Cuerpo, segundos jefes y primeros capitanes utilizaran, por presilla de la escarapela del sombrero, los galones con las divisas de su empleo. También se prefirió el cuello de color encarnado en las capotas (infantería) o capotes (caballería) utilizados en invierno por los oficiales.
Salvo pequeñas modificaciones, el uniforme fundacional de la Guardia Civil permaneció invariable durante el primer mandato de Ahumada, aunque, siendo tan meticuloso y exigente, dictó en ese tiempo multitud de disposiciones tendentes a conseguir una completa uniformidad (dificultada por la contrata y confección de prendas en trece ciudades diferentes, hasta su unificación en 1850), a mantener una imagen impecable y a proporcionar los cuidados precisos para alargar la vida útil de estas prendas tan vistosas. Puedes ver todas las fotos de los uniformes en la página oficial de la Guardia Civil.